Pero parece que lo ignoramos. Hablamos sin siquiera pensar en cómo estamos usando la voz.
La voz puede acoger, alentar, consolar o , literalmente, asustar y herir.
Creemos que tenemos una voz dada y que no podemos hacer nada con ella. Estoy segura de que esta es una idea totalmente equivocada.
La voz puede y debe educarse. Hablar con las voces con que hablamos es una señal de falta de caridad para con el prójimo. ¿Por qué chillar, por qué desentonar, por qué herir los oídos ajenos?
Piénsalo y trata de hacerte consciente de tu voz y de manejarla, mientras tú y yo buscamos alguna información al respecto.
Nos escuchamos. Si encuentras algo que nos ayude, pásalo por favor.
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